Perro detectó cabeza de cerdo en equipaje de hispano en Atlanta

Cuando un perro detectó algo fuera de lo normal dentro del equipaje de un ecuatoriano que llegó al aeropuerto de Atlanta, los agentes de Aduana y Protección Fronteriza de los Estados Unidos no imaginaron que harían un insólito hallazgo.

Hardy, un canino de raza beagle, percibió el pasado jueves, 11 de octubre, un olor sospechoso en la bolsa de un viajero que se encontraba en la terminal aérea Hartsfield-Jackson. Al revisar la maleta, los funcionarios se toparon con una cabeza de cerdo asada, cuyo peso rozaba las dos libras, según reportó Fox 5 News.

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«Nuestra mejor defensa contra las plagas destructivas y las enfermedades de los animales es evitar que los productos agrícolas prohibidos ingresen a los Estados Unidos», dijo Carey Davis, agente de aduana que estaba de servicio en el aeropuerto de Atlanta.

Los uniformados evitaron el ingreso del cerdo, para prevenir la entrada de enfermedades contagiosas al país, como la fiebre aftosa y la peste porcina clásica.

El producto terminó siendo destruido por los agentes, mientras que Hardy se llevó muchos elogios y premios por su acierto. El canino se incorporó a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza después de ser preparado por el Centro de Entrenamiento de Perros del Departamento de Agricultura de EE.UU., ubicado en Newnan, Georgia.

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Las unidades caninas en puntos aduaneros y fronterizos son una de las principales aliadas de los agentes de seguridad. De hecho, recientemente, un perro logró detectar un paquete de heroína, oculto en el ano de un sujeto que intentaba ingresar a Estados Unidos, en Andrade, California.

De acuerdo con el reporte oficial, mientras que un agente federal realizaba una revisión de rutina con su perro cerca de una fila de personas que estaba a punto de entrar al país, ocurrió algo sospechoso.

El can se detuvo y comenzó a olerle una “cavidad corporal”, según el reporte oficial. El hombre se puso nervioso y trató de evadirlo, alegando que le tenía miedo a los animales.

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Sin embargo, el perro policial insistía en seguirle oliendo esa parte, lo que hizo que el agente se dispusiera a investigar a fondo. Debido a que el perro parecía obsesionado con el trasero del hombre, lo llevaron a un centro médico para realizarle los exámenes respectivos.