Si muero mañana ¿para qué tanto ahorrar? por Andrés Gutiérrez

Eres de los que se pregunta ¿para que tanto ahorrar?
Si estás harto de vivir en crisis, si te da coraje que todos los meses sea una lucha para sobrevivir, es momento de tomar decisiones con la cabeza.
El asesor financiero, Andrés Gutiérrez, te da sus consejos para vivir tranquilo con tus finanzas personales.

Si muero mañana ¿qué va a pasar con mi dinero? ¿para que tanto ahorrar? Hay muchas personas que cuando se trata de ahorrar se defienden pensando que si se mueren mañana, no se llevan nada y por eso despilfarran todo.

La verdad es que nada mantiene a la gente más al borde de la crisis que este pensamiento. Esto es un cáncer para sus finanzas, porque nace de los caprichos del corazón. Si sigue tomando decisiones con el cerebro desconectado, es mejor que se quite los zapatos y se ponga cómodo en el sillón reclinable de la ruina porque va a pasar mucho tiempo ahí.

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Si está harto de vivir en crisis, si le da coraje que todos los meses sea una lucha para sobrevivir, usted necesita tomar decisiones con la cabeza. Para traer paz a su hogar tiene que aprender a ahorrar. La gente siempre me dice que no puede ahorrar porque le falta dinero después de pagar los gastos.

Si muero mañana o no ¿cómo le hago para ahorrar?

El ahorro no tiene nada que ver con lo que gana y todo que ver con la prioridad. Déjeme darle un ejemplo: imagínese que la vacuna que le salva la vida a su hijo cuesta US$500. Sólo tiene 30 días para conseguir ese dinero y no puede pedirlo prestado. ¿Podría juntar ese dinero para comprar la vacuna? ¡Por supuesto que sí! ¿Qué haría? Lo que fuera necesario, hasta dejar de comer, ¿a poco no?

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Nunca va a sobrar para el ahorro, y es por eso que el ahorrar debe ir primero. Ahora, no me malinterprete, no se trata sólo de ahorrar y nunca darse un capricho. Si usted se quiere comprar algo, ¡cómpreselo! pero debe ser un gasto planeado y no basado en sus emociones o impulsos.

No se trata de lo que merezca ni de qué tan duro trabaje – usted no se merece ese capricho. Los niños hacen lo que se les antoja. Los adultos trazan un plan y lo siguen. Le aseguro que el comportarse como adulto con sus finanzas trae más comodidad y mucho menos estrés que el sillón reclinable de la ruina.