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Miles de hispanos toman el riesgo para ganar hasta $25 por hora

Hispanos se emplean en la remodelación y reconstruccion de casas, un negocio estable, próspero y constante donde ganan hasta 25 por hora.
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  • Miles de hispanos toman todos los días el riesgo para ganar hasta 25 dólares por hora en la remodelación y mantenimiento de casas en EE.UU.
  • Cualquier descuido con una herramienta pone en riesgo los dedos, las manos y hasta la vida misma.
  • La remodelación de casas, con sus múltiples variantes, es para los hispanos un negocio estable, próspero y constante.

 

Miles de hispanos toman el riesgo para ganar hasta 25 dólares por hora en el oficio de la remodelación de casas: un negocio estable, próspero y constante a pesar de sus múltiples variantes

«En los países de donde vinimos las casas realmente no se echan a perder. Aquí, prácticamente son desechables», precisa en plática con Mundo Hispano el propietario de MK Construction, Marco Antonio Téllez, una firma dedicada al mantenimiento y reconstrucción de viviendas.

«Cuando vinimos a Estados Unidos no pensamos en este negocio porque en nuestro país realmente no lo hay, remodelación prácticamente no hay». La remodelación residencial garantiza trabajo todo el año, sea en época de frío, de calor; abarca exteriores (en menor medida) e interiores y una variedad de tareas.

«Lo que me gusta mucho es que hacemos: un día pintura, un día drywall, otro framing, luego roofing y así. Hacemos un poco de todo. La gente comienza a desenvolverse y aprende muchas cosas; si les gusta, aprenden. Yo he enseñado a muchos», explica Marco Antonio Téllez.

En Estados Unidos las casas presentan muchas necesidades de mantenimiento y remodelación.

Las paredes son muy sensibles, el aire acondicionado rápido se resquebraja, las paredes son muy fáciles de dañar.

«Es muy buen negocio aquí, porque las casas son prácticamente desechables», enfatiza.

También, dice, es preciso minimizar las distracciones cuando se trabaja en las escaleras.

«Un amigo mío, cuando estaba lloviendo, estaba trabajando en una casa y cuando quiso desplegar la escalera hacia arriba, resbaló, se fue para atrás y se fracturó una mano y un pie. No hay que mixtear la lluvia con las escaleras, es muy peligroso».

Pone de relieve la necesidad de agudizar los sentidos y elevar el sentido de la responsabilidad en una labor, como la remodelación, cuya ejecución demanda mucho cuidado a quienes la practican.

«Hay que tener mucho cuidado. No trabajamos mucho al exterior, y en ese sentido no es tan peligroso».

Esto significa también que hay que extremar las precauciones con el manejo de herramientas, como el serrucho eléctrico, cuya manipulación precisa el uso de gafas a fin de evitar daños en los ojos por las esquirlas, y de guantes, para evitar que las manos resbalen y acaben en las zonas de corte.

Las extensiones de las conexiones deben estar en buenas condiciones. Las manos y dedos siempre deben estar fuera del «table zone» cuando se trabaja dicha herramienta, pues en un descuido puede haber cortes en manos y dedos, nos explica.

«El serrucho jala, yo he visto cómo se puede uno cortar un dedo», asegura.

En esta actividad los aprendices, los que comienzan sin saber nada del negocio, ganan unos 10 a 12 dólares por hora.

La cifra aumenta paulatinamente a 15 y así sucesivamente, 18, 20 y hasta 25 dólares por hora en función de su experiencia y trayectoria laboral del colaborador en la compañía.

Esto significa que cualquier trabajador en el ramo puede obtener ingresos suficientes para ahorrar y con el tiempo invertir en su propia compañía.

Diego Castro es un trabajador guatemalteco con dos años en el país y uno de trayectoria en MK Construction.

En su natal Guatemala laboró como supervisor, en ventas en y otras ocupaciones cuyos ingresos le resultaron insuficientes, por la situación económica de su nación, para mantener a su familia.

Ello, como a tantos otros, le obligó a emigrar a este país, donde ha conseguido un trabajo estable en la firma de remodelaciones.

 

 

Su oficio en la remodelación residencial le ha permitido aprender muchas cosas y de todas la que más le gusta es «finishar» (hacer acabados).

Es un trabajo en equipo, dice, y abunda sobre los tipos de protección en manos, ojos, cara y vías aéreas para evitar inhalaciones de tóxicos.

Su patrón les ha capacitado en el manejo de diversas máquinas.

La jornada laboral abarca de siete u ocho de la mañana a cinco o seis de la tarde, de lunes a viernes, y quien lo desea puede trabajar los sábados.

«Pero trabajo sí tenemos, gracias a Dios».

El objetivo de Diego es construir una casa para su familia en Guatemala y ya ha logrado «comprar algunas cosas».

Pero, ¿por qué el mercado estadounidense prefiere la construcción residencial de madera en vez de materiales pétreos?

El blog tinsa.es ha formulado la misma pregunta y hallado siete motivos para justificar esta predisposición: las casas de madera se han convertido en una señal de identidad nacional a partir de los orígenes del país, cuando los colonos británicos de los siglos XVI y XVII optaron por ellas ante la necesidad de edificarlas con celeridad, rapidez y el mayor número posible en poco tiempo.

Otra razón radica en la elevada disposición de material arbóreo en el país en función de los grandes bosques estadounidenses. La madera es fácil de trabajar, reparar y es barata.

También se considera como factor la elevada tasa de movilidad de sus habitantes -en promedio, un estadounidense puede cambiar de residencia interestatal hasta en cinco ocasiones en su vida- justifica la construcción de madera, de una forma rápida y asequible, y los impuestos prediales son notablemente inferiores a los tasados a quienes poseen casas de cemento y ladrillo.

Además, las casas de madera son fáciles de construir y en el mercado hay numerosos kits para la autoconstrucción, aunque tampoco es un trabajo de principiantes, y su mantenimiento a menudo demanda de empresas como la de Marco Antonio Téllez.

Y, por último, son relativamente seguras ante ciertos desastres naturales por ser la madera un material flexible, capaz de resistir sismos de baja intensidad o ligeros tornados, aunque en las zonas donde suelen ocurrir fenómenos de esa índole las casas tienen sótanos de ladrillo para refugiarse. Si la vivienda tuviera algún daño derivado de esas circunstancias, repararla resultaría más barato por la asequibilidad de la madera.

 

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