Latinos en Atlanta celebran el Día de Muertos «a la mexicana»

• Latinos en Atlanta celebran el Día de Muertos con disfraces, música tradicional mexicana y mucho sabor
• El Consulado de México en Atlanta formó parte de la organización de este festival efectuado en el History Center
• Los concursos de disfraces y de altares atrajeron la atención de quienes visitaron esta muestra de las tradiciones mexicanas para celebrar a los Fieles Difuntos

Como cada año, cientos de latinos en Atlanta celebraron las tradiciones del Día de Muertos «muy a la mexicana» en el History Center con disfraces, altares a los Fieles Difuntos y mucho sabor a través de la gastronomía típica de la temporada.

Entre Catrinas -unas personificadas, otras de papel maché, aquéllas de tela y de materiales diversos-, panes de muerto, mariachis, bailables regionales, dulces mexicanos, tamales, tacos; disfraces, muchos disfraces, algarabía y respeto, y conmemoración por quienes se han ido, pero que vivirán por siempre en el corazón de quienes les aman y recuerdan en la ausencia.

En medio de todo ese universo fantástico y genial transcurrió la jornada festiva y colorida, musical y escandalosa, multitudinaria e intergeneracional de la conmemoración del Día de Muertos organizada por el Consulado de México en Atlanta en el History Center.

Mundo Hispánico vivió esa jornada de la hispanidad en el recinto referido, donde el cónsul Javier Díaz de León ha precisado que el evento data de hace 17 años y sus resultados han ido mejorando conforme esta tradición se arraiga en la comunidad latina en Atlanta.

«En México -charla con el reportero- todo tiene que ver con la familia, con la comida, con nuestra cultura; y la tradición del Día de Muertos es eso: una tradición que va alrededor de la familia».

Esta tradición no es a la usanza de espantar o de cosas de horror, «sino más bien de honrar a nuestras familiares que han pasado a mejor vida y recordarlos este día y esta noche. El Día de Muertos es eso: es familia».

La jornada incluye un concurso de Catrinas, otro de altares de muerto y por supuesto venta de comida, tacos, antojitos, artesanías y «cosas preciosas para ponerse y presumir».

La festividad tuvo como uno de sus protagonistas a los dulces mexicanos tradicionales: alegrías, palanquetas de cacahuate, ates, dulce de calabaza, cocadas, merengues, camotes, jamoncillos y muéganos, borrachitos y ollitas de tamarindo, mazapanes, dulce de leche, fruta cristalizada…

La confitería tradicional que ha distinguido a México durante siglos ha dado paso hoy en Estados Unidos a una fiesta identitaria de la comunidad latina. En este festival su oferta estalló como las frutas y dulces caídas al romperse una piñata.

Hubo todo un contingente de disfrazados, desde las Catrinas emblemáticas de la conmemoración hasta las niñas y jóvenes ataviadas con los trajes regionales a la usanza mexicana, desde los albos ternos mayas bordados con flores multicolores huipiles y fustanes, hasta los trajes jarochos de largas faldas blancas con delantal negro, pasando por las chinas poblanas con falda de castor, los altillos coahuilenses y los supercoloridos atuendos oaxaqueños con puntillas de bolillos y holanes flamencos y pasahuancos.

Latinos en Atlanta celebran el Día de Muertos «a la mexicana»

Complementaron los vestuarios las guirnaldas, las cabelleras recogidas, los labios rojos y las caritas felices y coloreadas.

Una de las Catrinas galardonadas, ataviada toda ella de negro con toca de ala ancha y velo y flores en el tocado, pintado el rostro de los motivos distintivos de las calaveras mexicanas, platicó con Mundo Hispánico sobre la índole de su vestidura.

«Basé mi atuendo -dijo ella- en la historia de la Catrina. Tomé muy en cuenta las plumas, el pelo, el abanico, los guantes. Es una forma elegante de vestir y hacer como burla de lo que eran los españoles a principios del siglo XX».

Y, en efecto, las plumas son un aditamento fundamental de las Catrinas.

Así aparece la original, digamos que «La madre de todas las Catrinas» en el mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central» exhibido en el Museo Mural Diego Rivera.

En la composición, la Catrina aparece a la izquierda con el propio Diego de niño al lado de Frida Khalo, y a la diestra, con el creador de esta figura emblemática, el grabador, caricaturista e ilustrador José Guadalupe Posadas.

Las plumas en el sombre de la Catrina, originalmente de avestruz, son paródicas y sarcásticas del esnobismo que ciertas clases mexicanas exhibían a fines del siglo XIX y principios del XX creyendo aparentar un estilo de vida europeos pese a su pobreza o medianía.

Latinos en Atlanta celebran el Día de Muertos «a la mexicana»

Otra Catrina, esta de azul y vestido largo de cola floreada, dijo que el atavío fue creado por su madre. «Ella tardó un año en crearlo. El maquillaje fue hecho por mi esposo, es un orgullo. Nos encanta la cultura mexicana. Mi esposo es americano y me encanta enseñarle de nuestra cultura y en un futuro, cuando tenga mis hijos, lo haré igual… La cultura hermosa que tenemos».

Una catrina más, desplegando una sombrilla negra, refirió que el festival «es increíble. Yo vengo desde hace muchos años y he visto cómo ha crecido y de verdad que es impresionante lo que se ha logrado. Soy muy feliz porque es un orgullo para nosotros los latinos, y que conozcan nuestra cultura es increíble».

El chef Roberto Correa, fundador y propietario de Beto´s Tacos y con una trayectoria laboral en Estados Unidos que data de hace 30 años, desplegó en el festival su abanico de exquisiteces con unos trompos de tacos al pastor.

«El Día de Muertos es algo muy especial para los mexicanos. Es una celebración que viene desde hace muchos años y es una tradición en México. Al principio como que no era muy aceptado, cómo que vamos a celebrar la muerte. De donde soy, en Michoacán, la gente lleva comida a los cementerios. Hoy es un día de fiesta y no celebramos la muerte: celebramos la vida y con tacos al pastor», expresó.

Latinos en Atlanta celebran el Día de Muertos «a la mexicana»

La celebración incluyó el armado de los imprescindibles Altares de Día de Muertos, donde quienes recuerdan a sus seres queridos los adornan con las distintivas calaveras de azúcar, los ramos floridos, preferentemente de cempasúchil, la típica flor de muertos, tan bella como triste, de pétalos amarillos agrupados en inflorescencias solitarias y cuya simbiosis con el inframundo Mexica ha justificado su presencia mortuoria en los rituales sincréticos mexicanos datados en La Colonia.

Estos altares son para «quienes ya no van a regresar», -explica a Mundo Hispánico una de sus creadoras.

«El Día de Muertos no es un sólo un día; son seis días que comienzan del 28 de octubre al 2 de noviembre. Es una semana de celebración de la vida que ellos tuvieron y los altares son para recibirlos con gusto y con alegría».

En esta ocasión y por segundo año consecutivo, se incluyó también una exhibición de alebrijes, una artesanía que representa un ser zoomorfo, un animal fantástico y místico hecho de papel maché en la orfebrería mexicana.