En México, dos de cada tres jóvenes de entre 15 y 29 años trabajan por menos del salario mínimo y no gozan de seguridad social.

Esto dice el Informe Anual del Observatorio de Salarios 2018 que realizan las Universidades Iberoamericanas de Ciudad de México y Puebla, donde concluyeron que en el país azteca existe una situación de precariedad para los trabajadores más jóvenes, reportó Forbes.

“Estamos diciendo a los jóvenes que a dos de cada tres les va a ir mal y a un tercio muy bien. Esto abona a un país sin clases medias, violencia, crimen organizado, y en el que muchos jóvenes están buscando ser sicarios”, dijo Miguel Santiago Reyes, quien dio a conocer los resultados del informe.

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En el estudio se revisan los siguientes datos para poderme medir la precariedad y bienestar laboral:

Salarios (no ingresos recibidos en otro concepto)
Protección social
Prestaciones sociales
Salud
Tipo de contrato
Jornada laboral.

Siendo los dos primeros puntos los que más influyen en el indicador. “Si hay una política pública para mejorar los salarios y el sistema de protección que se tiene o la seguridad social deficitaria que tenemos, podríamos reducir los niveles de precariedad significativamente”, dijo Reyes.

Jóvenes con bajo salario y sin seguridad social

Los jóvenes que apenas se están incorporando al mercado laboral reciben un salario realmente bajos. “Entre 2014 y 2017 vemos que hay una tendencia a precarización en ingresos, no solo estancamiento, sino que la gente que se incorpora lo hacen en baja remuneración”, afirmó el académico.

El ingreso es uno de los puntos donde se ve con más claridad qué hace de los jóvenes un grupo más vulnerable. El otro punto es la falta de derechos laborales, como la seguridad social.

“¿Cómo explicamos que el 57 por ciento de la población total no tiene acceso a la seguridad social y que el 66 por ciento de la población joven tiene esta carencia? Tiene que ver con una pérdida de derechos laborales”, dijo Reyes.

Otro dato interesante se refiere a la duración de la jornada laboral. El 80 por ciento de la población trabajadora dedica más de las ocho horas diarias reglamentarias a su empleo. En general, no les pagan las horas extras.

“El mercado laboral de los jóvenes casi no se mueve respecto del promedio, pero sí nos dice que ser joven implica más vulnerabilidad”, concluyó Reyes en la presentación del informe.