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Guardia de prisión hispano es detenido por traficar drogas en la cárcel

El guardia de prisión Jason Flores fue detenido por presuntamente contrabandear drogas a los presos de la cárcel en la que trabajaba.
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  • Guardia de prisión: Jason Flores fue detenido por sus compañeros de la Oficina del Alguacil del Condado de Harris luego de una investigación que reveló cómo entraban las drogas a la prisión.
  • Flores apenas había empezado a trabajar en la cárcel del condado desde marzo pasado luego de que completó su curso de entrenamiento como custodio carcelario en Houston.
  • Sus compañeros de la División de Asuntos Internos condujeron la investigación y detuvieron al acusado cuando llegaba a la cárcel, con drogas, y para cumplir su jornada laboral con normalidad.

Jason Flores, guardia de prisión de la Oficina del Alguacil del Condado de Harris (HCSO, por sus siglas en inglés), fue detenido por presuntamente contrabandear drogas a los presos de la cárcel en la que trabajaba.

Flores, de 20 años, fue arrestado en la mañana del sábado 16 de noviembre cuando llegó a trabajar a la Cárcel del Condado de Harris en el centro de Houston, Texas. En su contra pesan ahora cinco acusaciones.

El arresto lo realizaron sus propios compañeros guardias de prisión en conjunto con agentes de la División de Asuntos Internos del HCSO luego de varios meses de investigación par saber cómo era que le llegaban las drogas a algunos presos.

Flores apenas había empezado a trabajar como guardia de prisiones en marzo de 2019 luego de completar su curso en la academia del HCSO. Al momento de ser detenido, además de recibir cargos criminales, fue relevado de su cargo sin goce de sueldo hasta que terminen las investigaciones.

Ed González, alguacil del Condado de Harris, emitió un comunicado en el que dijo sobre los presuntos delitos de Flores: «La gran mayoría de los oficiales de detención de la Oficina del Sheriff del Condado de Harris están comprometidos a mantener su responsabilidad por el cuidado, la custodia y el control de los reclusos en nuestra cárcel. Aquellos que traicionen esa confianza serán totalmente responsables. Elogio a nuestra División de Asuntos Internos por llevar a cabo una investigación rápida y exhaustiva, resultando en estos cargos de delitos graves».

Ahora Flores enfrenta los cinco cargos criminales, todos considerados graves, que van desde posesión con intención de distribución de sustancias controladas, posesión con intención de vender sustancias controladas hasta posesión con intención de distribución de sustancias controladas dentro de una prisión.

Debido a que la División de Asuntos Internos del HCSO aún trabaja en la investigación del caso, algunos de los documentos legales no fueron puestos a disposición del público.

Sin embargo, de acuerdo con una fuente dentro de la investigación que pidió no ser identificada en público, lo que Flores contrabandeaba en la prisión eran drogas químicas como metanfetaminas y xanax. Incluso, cuando se le detuvo, llevaba consigo algunas de las drogas que pensaba distribuir o vender dentro de su turno de trabajo.

La HCSO no informó en cuál de las cuatro prisiones que maneja en el centro de Houston estaba asignado el oficial Flores.

Al momento de escribir esta historia, Flores ya no estaba detenido en la misma cárcel en la que trabajaba, pues el juez calificador que recibió su caso le permitió que saliera luego del pago de una fianza de 105,000 dólares para que enfrente su proceso en libertad.

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De acuerdo con el Código Penal del Estado de Texas, tan sólo el cargo de posesión de sustancias controladas dentro de una prisión es un delito que se castiga con hasta 10 años de prisión a quien se le encuentre culpable de esa acusación. Los otros cuatro delitos conllevan cada uno una pena de hasta 5 años de cárcel.

Hasta el momento de escribir esta historia no se había fijado cuándo sería la primera audiencia en el caso.

Que un guardia de prisiones en Texas, de cualquier nivel, venda drogas a los presos no es algo común, pero tampoco algo inusual. En el pasado reciente ha habido varias historias similares.

Hasta antes de que el caso de Jason Flores saltara a la palestra de la opinión pública en Texas, otro custodio de una cárcel federal estuvo en las noticias por el mismo delito de tráfico de drogas a favor de los presos.

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El guardia Jewel Roberto Jefferson, quien trabajaba en la cárcel federal Central Texas Detention Facility en San Antonio, fue detenido en 2017 por agentes federales de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), luego de que se descubrió que llevaba a los presos drogas como metanfetaminas, marihuana y heroína y que vendía por 1,000 dólares la dosis.

La investigación en conjunto de la DEA y el FBI reveló que Jefferson llevaba la droga a la cárcel y se la daba a los guardias hispanos Brian Keith González, de 38 años, y Stephanie Ann Villarreal, de 36 años, quienes eran los encargados de distribuirlas entre los internos que podían pagar por sus sustancias.

Durante su operativo, los agentes de la DEA y el FBI detuvieron a Jefferson el martes 21 de noviembre de 2017 y lo hicieron justo en el momento en que llegaba a cubrir su turno en la cárcel y llevaba consigo las drogas que pensaba vender ese día.

El juez federal Xavier Rodríguez, luego de poco menos de dos años de juicio, condenó en agosto pasado a Jefferson a casi cuatro años de cárcel, mientras que Villarreal y González fueron condenados a cinco años de cárcel cada uno.

De manera paradójica los tres condenados sirven su condena en una prisión federal en Texas justo para el sistema carcelario en el que trabajaban.

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