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Un empate que aviva la emoción de los hinchas y prepara una final de infarto

2018-11-12T09:30:33+00:00
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Si hay algo más importante que el resultado de un Boca-River es que los hinchas de uno y otro lado acaben contentos. La alegría y la armonía se palparon hoy en la ida de la primera final de la Libertadores en la que se enfrentan ambos equipos, que acabó en empate y anticipa un desenlace de infarto.

Desde la mañana, miles de seguidores de las dos escuadras más emblemáticas de Argentina se vistieron de sus respectivos colores y se lanzaron a las calles de Buenos Aires para celebrar que después del susto de ayer -se aplazó el partido hasta hoy por la lluvia- el Boca-River más importante, por fin, llegaba.

“Es un sueño porque nunca se ha vivido en la historia de Sudamérica ni en Europa una final así. Queríamos ganar pero siempre Boca termina ganando al final”, cuenta a Efe Martín Pablo, uno de los miles de hinchas del “xeneize” que disfrutaron del encuentro en La Bombonera, en pleno barrio de La Boca, en el sur de la ciudad.

La decisión de los clubes -como ya es habitual desde hace años por razones de seguridad- de no aceptar público visitante ni en este partido ni en el de vuelta, el 24 de noviembre en el Monumental de River, favoreció la armonía en las gradas del estadio y las calles aledañas, donde solo se veían los colores azules y amarillos de la camiseta de los ‘bosteros’.

“Empatamos el partido, pero lo vamos a ganar en la cancha de River”, expresó a Efe Carlos, que disfrutó del encuentro junto con otra multitud de aficionados en un bar del barrio.

Entre sonidos de cumbia, olor a choripán -típico bocadillo argentino vendido en carritos ambulantes-, banderas ondeantes, cánticos y multitud de policías controlando que nadie se pasara de la raya, las dos mitades del partido, más las horas previas de llegada de los hinchas, fueron pasando sin contratiempos.

Para Tomás, natural de La Boca y socio del equipo desde que nació, la “tensión” no ha hecho sino aumentar.

“Seguimos tensos porque queda una espera de dos semanas. Yo me tengo que tomar la presión (tensión) y pulsaciones porque no sé cómo va a ser el otro partido, pero espero estemos sólidos”, reconoce.

Por su parte, y lejos de quedarse callados por no poder acudir al campo, los acérrimos de River también tuvieron un día movido, mientras ya planean su jornada grande dentro de dos sábados, cuando serán ellos los que inunden las gradas del Monumental, en el barrio de Núñez, en el norte de la capital.

De mañana, fue ahí donde los ‘millonarios’ alentaron a los jugadores del equipo de sus sueños con el ya tradicional ‘banderazo’, con el que les despidieron antes de que su autocar partiera hacia La Bombonera.

Y después de que decenas de grupos de hinchas vieran juntos el partido en pantalla grande, fue en ese mismo estadio donde volvieron a recibir a la plantilla con el empate bajo el brazo.

“Emocionante. En mi vida he visto una fiesta así”, desveló a Efe Haydée, de 89 años de edad, poco después de que llegase el autobús con los futbolistas de vuelta a casa.

Y es que en la explanada junto al Monumental, y ya de noche, los hinchas esperaban en éxtasis.

“Vengo de la Patagonia. Ya tenemos medio partido adentro. Nos trajimos un empate de la Bombonera. El equipo está jugando bárbaro. Un empate justo. Merecíamos más inclusive”, sentencia Matías.

Otra ‘millonaria’, Silvia Burke, afirma que el empate les sirve.

“Porque acá vamos a estar en familia, vamos a dar la vuelta al partido. La Copa queda en Argentina y con River, el más grande del mundo. Que el mundo vea lo que es River Plate”, subraya.

Lejos de amedrentarse por que su equipo no haya ganado, Maria Rosa define como “impresionante” lo vivido, y remarca que ella y el resto de aficionados de la camiseta blanca y roja levantarán la copa dentro de 13 días.

“Con mucha emoción pero seguros, porque a Boca siempre le ganamos”, sentencia.

En su historia, Boca disputó once veces la final de Libertadores, de las que ganó seis, mientras que River llegó a seis y venció en tres. Hasta hoy, solo tres veces ambos equipos se habían enfrentado en una final, pero ninguna de esta altura.

Ahora solo queda que uno de los dos alcance la cima, mientras el otro deberá conformarse con tomar la pacífica revancha en un futuro que no se alargue, como hasta ahora, más de 50 años. EFE

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