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Crónica: Salvadoreño se cansa de ser arrestado por conducir sin licencia

Crónica: Salvadoreño se cansa de ser arrestado por conducir sin licencia. Miguel Ángel viajó hasta Washington a sacar un permiso de manejo.
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Policía de Norcross
  • Crónica sin licencia: Salvadoreño se cansa de ser arrestado por conducir sin licencia
  • Miguel Ángel viajó hasta el estado de Washington a sacar un permiso de manejo
  • Al final de nada le sirvió y todo le salió mal porque siempre acabó en la cárcel

Crónica sin licencia. Cuando Miguel Ángel Serrano Chávez, de 38 años, emigró de El Salvador a Georgia no tenía ni idea de lo duro que este estado siempre ha sido con los inmigrantes indocumentados. Y es que aquí, a diferencia de otros estados, el hecho de conducir sin una licencia válida es penado con cárcel y antes, hasta con la deportación.

El centroamericano se mudó al condado de Gwinnett, lo cual no es de extrañarse, pues es el condado donde radican más hispanos en todo Georgia. Y es que es un área muy tranquila para vivir, con bonitos vecindarios y buenas escuelas, pero históricamente, también es una de las localidades más hostiles contra la comunidad hispana.

Crónica sin licencia: se cansó después de tres arrestos

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

En marzo de 2008, Miguel Ángel cometió el error de ponerse a manejar un auto cuya placa y registro ya estaban expirados. Un patrullero de la ciudad de Norcross se percató de esa infracción y lo paró para multarlo, pero al descubrir que no tenía licencia, se lo llevó preso, aunque recuperó su libertad tras pagar alrededor de 900 dólares.

Apenas cinco meses después, el salvadoreño salió de su trabajo y se le olvidó prender las luces de su vehículo. Nuevamente un patrullero lo vio y detuvo para emitirle un citatorio, pero de nuevo salió a relucir el bendito problema de no tener licencia y volvió a ser apresado. Esta vez le tocó desembolsar casi 1,000 dólares para salir libre.

Crónica sin licencia: mantuvo un bajo perfil por varios años

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

Miguel Ángel no estaba dispuesto a caer otra vez en prisión ni tampoco quería arriesgarse a ser expulsado del país, pues justamente en esa época en que lo detuvieron dos veces, comenzaban a ponerse caliente las deportaciones en algunos condados de Georgia, sobre todo en Gwinnett, donde él vive.

Por consiguiente, trató de mantener un bajo perfil, manejando solo cuando realmente era necesario y cuidándose de cometer violaciones a la ley de tránsito que pudieran atraer la atención de la policía, pero un día se descuidó y volvió a caer. En febrero de 2016, lo arrestaron otra vez por manejar sin licencia y de nuevo le tocó soltar mucha plata para salir.

Crónica sin licencia: emprendió el viaje a Washington

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

Cansado de tanta detención y con tal de no seguir tirando más dinero en multas, Miguel Ángel tomó la decisión de viajar hasta uno de los últimos estados al noroeste del país que emite licencias de conducir a inmigrantes sin importar su estatus legal. Se fue con un grupo hasta Seattle (Washington) para lo cual pagó varios miles de dólares.

Al llegar allá, dio una dirección que las personas que lo llevaban le habían proporcionado y luego se hizo las pruebas respectivas. Afortunadamente, aprobó los exámenes y se regresó con su licencia de dicho estado. Sentía que por fin su sueño de manejar tranquilo se había hecho realidad y que nunca más volvería a ser arrestado, pero se equivocó.

Crónica sin licencia: la que obtuvo se la suspendieron al poco tiempo

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

Lo que Miguel Ángel no sabía es que la gente que lo llevó al estado de Washington había usado esa misma dirección para decenas de personas lo cual, con el paso del tiempo, puso en alerta a las autoridades de ese estado, que decidieron corroborar que cada uno de los individuos al que le habían emitido un permiso para conducir realmente viviera ahí.

A Miguel Ángel y quién sabe a cuántos hispanos más, el Estado les mandó cartas pidiéndoles que se presentaran nuevamente con algún tipo comprobante de residencia. Dicha correspondencia nunca les fue entregada a ninguno así que, al no comparecer, les revocaron sus licencias y ellos sin siquiera tener idea.

Crónica sin licencia: en plena pandemia se dio cuenta del problema

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

El año pasado, durante la cuarentena por el covid-19, Miguel Ángel conducía su vehículo en la autopista, cuando se le pegó una patrulla del Sheriff de Gwinnett. El agente le prendió las luces de inmediato. “¿Oficial que hice de malo?”, le preguntó el salvadoreño de manera muy respetuosa.

“No has cometido ninguna infracción, pero mi sistema lector de placas me avisó que tienes la licencia suspendida… pero por favor dámela para poder verificar si se trata de un error”, le respondió el uniformado también de manera cordial. El centroamericano esperaba que fuera así, pero una vez más, fue a parar a la cárcel porque definitivamente, su permiso estaba cancelado.

Crónica sin licencia: ahora ya no tiene más excusas

Miguel Ángel Serrano Chávez (Alguacil de Gwinnett)

Prácticamente todo el gasto y esfuerzo de Miguel Ángel por manejar legalmente quedó tirado a la basura debido a la avaricia de quienes supuestamente lo ayudaron, pues solo a ellos se les ocurrió creer que las autoridades de Washington no se darían cuenta que es imposible que en una pequeña casa de tres habitaciones vivan hasta cien personas.

Ahora el salvadoreño era sabedor de la situación y menos debía de ponerse tras un volante, pues conducir con licencia revocada es peor que hacerlo sin tener una licencia, pero tal parece que eso no le importó, pues acaban de volverlo a capturar por lo mismo.

Crónica sin licencia: un patrullero casualmente se puso tras él

Miguel Ángel Serrano Chávez (Alguacil de Gwinnett)

En enero del año pasado se le venció su placa y le fue imposible renovarla porque dijo que su carro no le pasó la emisión de gases. A pesar de ello, siguió manejando ya no solo a sabiendas de que su licencia estaba suspendida, sino que también ahora sin placa, así que como era de esperarse tarde o temprano lo cacharían.

La semana pasada, Miguel Ángel y su suegro, un señor de la tercera edad que ha venido de visita de El Salvador, iban en su vehículo conversando. De repente, vieron las luces azules de una patrulla policial. Asustado, el conductor se detuvo de inmediato sin siquiera dirigirse hasta algún estacionamiento, como es recomendable para evitar afectar el tráfico.

Miguel no tuvo otro chance y, de nuevo, se fue para el “bote”

Miguel Ángel Serrano Chávez (Alguacil de Gwinnett)

“Su registro está vencido, señor”, le reclamó el uniformado. “Lo sé es que no pasaba la emisión y apenas voy a hacérsela”, le respondió Miguel Ángel. “Se te venció en enero, o sea hace varios meses, ya debiste haber arreglado esto. Por favor entrégame tu licencia”, le replicó el agente que, tras recibirla, se fue a meter la información a su computadora.

Un par de minutos más tarde, el agente regresó con la mala noticia de que tendría que llevárselo a prisión porque su licencia estaba suspendida y le dejó en claro, que él ya estaba consiente de ello. “Lo sé y lo siento”, le respondió Miguel Ángel antes de ser esposado y trasladado al reclusorio de la localidad.

Ya ha botado más de 10,000 dólares

Crónica Salvadoreño conducir licencia
Policía de Norcross

Ahora para salir, tuvo que pagar más de 1,100 dólares, así que literalmente, por no poder acceder a una bendita licencia de Georgia, ya ha botado más de 10,000 dólares en menos de una década. Pobre señor, con ese dinero, seguramente habría suplido tantas necesidades de sus seres queridos allá en su país.

Dios quiera que su situación se resuelva pronto y sé que no es el único caso así. Gracias por leer mi crónica de hoy en MundoHispánico. Hasta la próxima. Suscríbete a nuestro boletín semanal y participa por una gift card de $100 cada mes. Recibe tus noticias favoritas en tu bandeja de correo electrónico desde hoy mismo.

Crónica: Pero, ¿qué le está pasando a nuestras damas?

Crónica: pasando nuestras damas
Wendy Rianos y Omayra Ramos (Oficina del Alguacil de Gwinnett)

Media docena de mujeres hispanas de Georgia han dado de qué hablar en los últimos días tras ser arrestadas por las autoridades y acusadas de delitos graves que, comúnmente, suelen ser cometidos por hombres, como lo es el tráfico de drogas y los abusos sexuales en perjuicio de menores de edad. Y a partir de ahí les cuento esta crónica: ¿qué le está pasando a nuestras damas?

Las seis imputadas se encuentran tras las rejas a la espera de ser enjuiciadas y en caso de que la Fiscalía logre probar su culpabilidad en las cortes, seguramente van a pasar muchísimos años en prisión, ya que los cargos que se les imputan se encuentran considerados entre los más graves en Estados Unidos.

Policía dice que se trata de féminas narcos: ¿qué le está pasando a nuestras damas?

Crónica: pasando nuestras damas
Fotografía publicada en la página de Facebook del sheriff de Monroe

La semana pasada cuatro mujeres fueron capturadas por las autoridades federales y estatales por presuntamente tener nexos con el narcotráfico. Fueron dos operaciones simultáneas, pero en lugares distintos y, en cada una de ellas, cayeron dos mujeres, todas de origen mexicano, quienes fueron identificadas como Claudia Álvarez, de 34 años; Angélica Rambo, de 43; Wendy Rianos, de 31, y Omayra Ramos, de 37.

Álvarez y Rambo fueron capturadas en su hogar, en el condado de Monroe, al sureste de Atlanta. La Oficina del Alguacil de esa localidad allanó la vivienda de las imputadas tras recibir información confiable de que se dedicaban a la venta de fármacos. Prácticamente, les pusieron el dedo y la policía consiguió una orden, que permitió el hallazgo de metanfetaminas.

A este par las atrapó directamente la DEA: ¿qué le está pasando a nuestras damas?
Crónica: pasando nuestras damas
Wendy Rianos y Omayra Ramos (Oficina del Alguacil de Gwinnett)

A Wendy Rianos y Omayra Ramos les fue todavía peor, pues quien las cachó con las manos en la masa, o mejor dicho, en la droga, fue nada más y nada menos que la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), el cuerpo de la ley más temido por los narcos en todo el mundo.

De acuerdo con los expedientes judiciales, a esta pareja de mujeres las atrapó el agente especial de la DEA, Chris Valente, luego de una larga pesquisa. Cuando el detective y su equipo consideraron que tenían suficientes pruebas para acusarlas, les cayeron, y ahora ambas están recluidas en la cárcel del condado de Gwinnett sin derecho a fianza, también acusadas de tráfico de metanfetaminas.

También cayeron dos presuntas violadoras: ¿qué le está pasando a nuestras damas?

Crónica: pasando nuestras damas
Norma Sánchez (Oficina del Alguacil de Gwinnett)

Las otras dos mujeres restantes de las cuales les hablé al principio de mi crónica de hoy titulada ¿qué le está pasando a nuestras damas?, están acusadas de algo aún peor y más raro, por lo menos en una dama. Una de ellas es Norma Sánchez, originaria de México, quien fue arrestada por la policía del condado de Gwinnett bajo cargos de violar a un menor de edad.

La mexicana, de 36 años, ya tiene antecedentes penales en Georgia, pues en 2015 la capturaron por manejar sin licencia, pero salió libre tras pagar una fianza. Antes de eso, en 2007, la detuvieron por traficar con cocaína y marihuana. Estuvo un año presa y recuperó su libertad, pero de los cargos que ahora se le imputan, no tan fácil saldrá bien librada.

Esta otra se metió con un niño especial: entonces, ¿qué le está pasando a nuestras damas?

Crónica: pasando nuestras damas
Jacqueline Flores Alonzo (Alguacil de Bexar)

Pero si ustedes que me leen creen que Norma ahora sí sobrepasó la raya, pues esperen que lean el caso de Jacqueline Flores Alonzo, de 30 años, quien fue acusada nada más ni nada menos que de tener relaciones sexuales con un adolescente de 14 años que padece de autismo y ante la presencia de los abuelos de este pequeño.

Según los expedientes judiciales, todo salió a la luz cuando casualmente el chico tuvo una entrevista con trabajadores sociales que esporádicamente lo visitan para saber cómo está. Ante ellos, el adolescente les expuso la experiencia que le había tocado vivir, lo que desencadenó una intensa investigación.

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