Crónica: “¿Por qué no has sacado tu licencia de conducir?”
- Crónica: “¿Por qué no has sacado tu licencia de conducir?”.
- Abuela mexicana acabó con Inmigración tras una leve infracción.
- Felícita Martínez “se quemó” cuando le respondió al oficial una «simple pregunta».
La ley estatal SB350 sigue haciendo de las suyas en Georgia y perjudicando a familias indocumentadas.
A diario cientos de conductores son detenidos por la policía en las calles por cometer infracciones de tránsito.
Decenas de ellos son hispanos que, por lo general, no cuentan con una licencia de conducir válida.
Algunos de esos automovilistas han tenido la bendición de que los oficiales fueran considerados y los dejaran ir, a veces con una multa y otras solo con una advertencia (warning) verbal.
He tenido la dicha de documentar múltiples casos de este tipo y podido ver la felicidad en el rostro de las personas, pues sabían que legalmente podían ser arrestados, como lamentablemente le ocurre a la mayoría de los infractores.
Y es que Georgia es uno de los más severos con la falta de conducir sin licencia. De hecho, los legisladores estatales hasta crearon una ley que penaliza hasta con una década de prisión a los que violan este código de la ley vial.
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La SB350 convierte en delito mayor el hecho de manejar sin tener licencia, lo que antes era considerado una falta leve (misdemeanor).
La ley obliga a los infractores a comparecer en corte ante un juez, en lugar de solo pagar su citatorio, como ocurría antes.
La medida permite, además, a los magistrados que condenen a días, semanas, meses y hasta años en la cárcel, según su discreción, a los infractores.
Por lo general los jueces estatales son más rígidos con aquellos automovilistas que ya han sido sorprendidos tras el volante más de una ocasión en los últimos cinco años, pero eso depende de su estado de ánimos en ese momento.
Crónica: “¿Por qué no has sacado tu licencia de conducir?”
El caso más reciente que refleja la severidad de la mayoría de patrulleros en Georgia ocurrió esta semana en la ciudad de Norcross.
Felícita Martínez Soto es una abuela mexicana que iba conduciendo cuando cometió el error de cambiarse de carril sin prender la respectiva señal para avisarle a los demás automovilistas.
Para su mala suerte, un agente local que iba cerca de ella se percató de la infracción y decidió detenerla para multarla.
Tras identificarse, el sargento Butyaski le pidió a Martínez su licencia de conducir, pero ella solo le entregó el pasaporte de su país.
“¿Cuánto tiempo lleva aquí?”, le preguntó el uniformado. “Casi 20 años, 19…”, le respondió la mujer con un rostro que evidenciaba temor.
“Una simple pregunta: si tiene tanto tiempo en Georgia, ¿Por qué no ha sacado su licencia? ¿Por qué?”, volvió a interrogar el patrullero.
“Porque no puedo. No me la dan”, le dijo la mujer con su poco inglés.
El funcionario le tomó el pasaporte, se fue a su patrulla a verificar sus datos y se dio cuenta de que la mujer no tenía antecedentes, pero a pesar de ello, fue drástico en su decisión.
Crónica: “¿Por qué no has sacado tu licencia de conducir?”
Unos minutos después, Butyaski regresó al vehículo y le ordenó a la conductora que se bajara para esposarla. Le dijo a Martínez de que estaba arrestada por manejar sin licencia.
Luego el sargento le explicó a su acompañante, que debía llamar a alguien con licencia válida para se llevara el carro o de lo contrario iba tener que remolcarlo.
“Si solo hubiera tenido un año aquí, mi decisión habría sido otra, pero con 19 no podía dejarla pasar”, le indicó.
Una muestra más de como a veces responder las preguntas sin pensar antes de dar una respuesta y hablar más de la cuenta puede complicarle la vida a cualquiera.
Antes de ser esposada, la mujer trató de darle una carta de sus hijos al uniformado, pero este literalmente la ignoró. Quién sabe el contenido de ese papel, ya que ella no fue capaz de darse a entender.
Martínez acabó en el Centro de Detenciones del condado de Gwinnett, donde como suele suceder, los carceleros indagaron su estatus migratorio y, tras descubrir que era indocumentada, la reportaron con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Por consiguiente, la mexicana ahora enfrenta un proceso de deportación.
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Legalmente el sargento Butyaski actuó correctamente. No se puede cuestionar que estaba en su derecho de detenerla, pues la ley estatal lo respalda.
No obstante, a mi criterio evidenció falta de compasión, pues se trataba de una persona de la tercera edad, que fácilmente podía ser su mamá y que además no tenía récord criminal lo cual obviamente deja ver que es una persona de bien.
La esperanza ahora es que ICE se dé cuenta de que por tener casi dos décadas aquí por no representar un representar un riesgo para la sociedad la puedan liberar para que vuelva al seno de su hogar, donde la esperan sus hijos y nietos.
De todo corazón espero que ese sea el final que le depare a esta familia. Gracias por leer mi crónica de hoy. Hasta la próxima.
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