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Crónica: “¡Oh, no! ¡Olvidé a mis niños en el carro!”, confesó Juan Rodríguez

“Oh no, olvidé a mis niños en el carro”. Lo que hizo Juan Rodríguez con sus hijas es el error imperdonable que lo seguirá para toda su vida.
2019-07-30T13:53:17+00:00
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  • Crónica: “¡Oh, no! ¡Olvidé a mis niños en el carro!”.
  • Infantes pagan el precio de las irresponsabilidades de los adultos.
  • ¿Cómo es posible que un celular o un bolso sea menos posible olvidar que un hijo?

 

Lo que hizo Juan Rodríguez con sus hijas es el error imperdonable que lo seguirá para toda su vida. El verano es propicio para disfrutar en familia. Los innumerables y maravillosos centros recreativos que hay en Estados Unidos animan a cualquiera a pasarla bien.

Sin embargo, estos intensos calores también pueden ser fatales, especialmente con los seres más vulnerables: los niños.

Lamentablemente, en los últimos años los más pequeños han pagado el precio de la irresponsabilidad de muchos adultos que los “olvidan” adentro de sus vehículos dejándolos expuestos a una muerte lenta y terrible.

Apenas la semana pasada, ocurrió la más reciente tragedia relacionada con las altas temperaturas. Este caso por cierto ha conmovido a toda la nación.

Y es que dos mellizas de 1 año murieron sofocadas luego de permanecer durante varias horas al interior del carro de su padre.

 

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Era imposible que las pequeñas Luna y Phoenix, hijas de Juan Rodríguez, sobrevivieran a semejante tortura, pues se cree que la temperatura ese día se sentía por encima de los 105 grados Fahrenheit.

El terrible incidente ocurrió el pasado viernes en Nueva York, y Juan Rodríguez, de 39 años, fue arrestado y acusado de homicidio involuntario por ese “error”.

 

 

Se supone que Juan Rodríguez las llevaría a su guardería, pero asegura que se olvidó de ellas y que manejó hacia su trabajo, dejándolas abandonadas a su suerte.

Cuando compareció ante una corte estatal donde fue formalmente encausado, Juan Rodríguez no paraba de llorar. La jueza a cargo del caso le concedió el privilegio de salir libre con una fianza de 150,000 dólares.

Y es que, las autoridades creen que es casi seguro que se trató de un acto de negligencia, lo cual obviamente no le resta dolor al caso, pero es peor que después fuera a salir a la luz de que Juan Rodríguez hizo algo premeditado.

 

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Crónica: “¡Oh, no! ¡Olvidé a mis niños en el carro!”

Francamente, por el bienestar emocional de todo el mundo, espero que en realidad se haya tratado de un accidente después de un horrendo caso que se registró en Georgia hace un par de años.

 

 

Fue terrible cuando se supo que Justin Harris, a diferencia de Juan Rodríguez, planeó la muerte de su bebé de 22 meses de esa manera tan cruel.

 

 

Se metió a su trabajo y dejó su carro a propósito debajo del candente sol y al infante dormido en su asiento.

Cuando lo investigaron se supo que había estado leyendo en Internet sobre cuánto tiempo tardaba un menor para morir asfixiado adentro de un vehículo.

De paso, descubrieron que era fanático de grupos y páginas que están en contra de tener hijos, lo cual tuvo enorme peso en su juicio.

 

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Lamentablemente, esta clase de desgracias son cada vez más comunes en Estados Unidos. De hecho, según las estadísticas, a nivel mundial este es el país con más casos de este tipo.

Tan solo en el 2018 murieron de esta terrible manera unos 52 infantes.

Y este año la cifra no es nada alentadora. Hace apenas unas semanas en Florida un bebé de un año murió en esas mismas condiciones.

 

 

Solo que, en ese caso, fueron los empleados de una guardería -sí, esos mismos que recibían un salario para que lo cuidaran- los que se convirtieron inconscientemente en sus verdugos. Lamentable…

 

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Realmente tengo una idea de por qué ocurren esta clase de accidentes en Estados Unidos.

Acá literalmente cada uno anda en su mundo. Son tantas las ocupaciones, los compromisos, deudas y problemas familiares que se nos puede olvidar cualquier cosa, con excepción del celular, claro.

Otros han llevado por años un estilo de vida solitario y lleno de estrés, que cuando por fin Dios los bendice con un retoño, no saben actuar correctamente ni mucho menos cómo protegerlos.

 

 

El caso de Juan Rodríguez nos muestra que la rutina puede ser terrible y yo soy testigo de ello. Tuve mi primera hija en El Salvador a la edad de 18 años. No tenía ni la mínima idea de lo que es ser papá.

Un día se me ocurrió llevármela a la universidad para que mis compañeros la conocieran. Viajaba en autobús en ese entonces porque todavía no tenía el privilegio de tener vehículo.

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Ya de regreso a casa, la unidad de transporte público venía llena esa tarde. Me tocó irme parado y con mi nena de unos 2 años en brazos.

Una dama muy amable que iba sentada frente a mi se ofreció a cargarla en el trayecto. Lo cual es normal allá. Yo accedí.

Una media hora más tarde se llegó el momento de que tenía que bajarme. ¿Me creerán ustedes que comencé a caminar hacia la puerta del bus para bajarme en la próxima parada y sin mi nena?

 

 

La olvidé por completo. No fue hasta que ya casi bajaba del bus que me gritaron: “¡Muchacho, su niña!” …

Imagínense ustedes, de no haber sido así, si esa persona hubiera tenido malas intenciones, capaz me la roba y yo habría llegado a casa con las manos vacías.

Estoy convencido de que un error de esta clase puede salirle caro a uno. Mejor dicho, hasta puede ser irreparable.

Tras el caso de Juan Rodríguez, he escuchado que autoridades y expertos en este tema recomiendan a los padres que pongan cerca de sus pequeños sus bolsos o teléfonos porque estos son objetos que nunca se olvidan y, por ende, al buscarlos, se darán cuenta de que están sus nenés ahí.

Muy mal que algo inerte tenga mayor importancia que un hijo, pero bueno, entiendo que nuestra sociedad vive sometida a constantes preocupaciones y que eso puede llevarnos a meter la pata.

 

 

Me gustaría saber: ¿qué medidas tomas tú para prevenir un “olvido” que puede ser mortal para tus hijos?

Gracias por leer mi columna de hoy. Hasta la próxima.

 

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