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Crónica: Nunca es demasiado tarde para pedir perdón

Crónica: Nunca es demasiado tarde para pedir perdón. Triste final para un hispano arrepentido de sus maldades.
2021-01-29T13:38:08+00:00
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Departamento de Justicia Criminal de Texas
  • Crónica: Nunca es demasiado tarde para pedir perdón.
  • Triste final para un hispano arrepentido de sus maldades.
  • Lamentablemente a veces ya es imposible revertir el daño y cambiar de estilo de vida.

Mark Solís es un claro ejemplo

de cómo una persona puede arruinarse la vida por no pensar bien en las consecuencias de sus acciones.

El hispano de 37 años fue ejecutado por las autoridades de Texas a pesar de que mostró que estaba arrepentido por sus fechorías.

En 2010, Solís junto con José Ramos, su cómplice también latino, comenzaron a meterse a robar a las casas porque encontraron en esa práctica una forma rápida y sencilla de conseguir dinero, joyas y otros bienes materiales.

Durante una semana entera sembraron terror en algunos vecindarios de la ciudad de Dallas, llevándose con violencia hasta vehículos.

Los primeros atracos le salieron bien a la pareja de delincuentes, pero como era de esperarse, tarde o temprano algo les saldría mal y así fue.

Y es que en uno de esos robos la situación se salió de control y terminaron asesinando de un tiro a una inocente mujer que se encontraba descansando en su hogar.

Se trató de Nancy Weatherly, una mujer de 61, a la que Solis mató de un disparo en la parte posterior de la cabeza tras entrar a robar en su vivienda a punta de pistola.

Luego le tocó la misma mala suerte a Rubén Martínez, un repartidor al que Solis robó y disparó en un estacionamiento.

Crónica tarde pedir perdón
Mark Solis fue ejecutado a la edad de 37 años. (Departamento de Justicia Criminal de Texas)

Las autoridades finalmente los atraparon a ambos en uno de los tantos autos que se habían robado y Ramos confesó los crímenes aunque culpó a Solís de haber halado el gatillo.

Solís en cambio no quiso cooperar y tras ir a juicio fue encontrado culpable de todos los cargos y condenado a la pena capital, mientras que Ramos recibió una pena de cadena perpetua.

Fue casi una década que el imputado estuvo en el pasillo de la muerte, hasta que a principios del año pasado lo declararon muerto tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, cercana a Houston.

Crónica: Nunca es demasiado tarde para pedir perdón

Sus abogados trataron de impedir su sentencia final alegando que estaba arrepentido de sus malas acciones y que de paso, Solís sufría síndrome alcohólico fetal por su exposición al alcohol durante el embarazo de su madre, lo que le impedía controlar sus impulsos entre otros trastornos mentales.

Sin embargo, ni el jurado durante el juicio ni los tribunales de apelaciones que estudiaron el caso después los recursos presentados por la defensa consideraron como clave ese argumento, así que fue ejecutado irremediablemente.

Lo más impactante de esta historia son las últimas palabras que Solís dedicó antes de ser ejecutado. Le dijo a los familiares de sus víctimas lo siguiente:

«Quisiera disculparme por el dolor que les causé. He estado considerando cambiar mi vida. Me tomó muchos años hacerlo. Quiero disculparme, no sé si mi muerte les traerá consuelo por el dolor y el sufrimiento que he causado. Estoy en paz».

Me alegro que al final Solís haya recapacitado y pedido perdón. Nunca es tarde para eso.

Pero lo que sí lamentablemente a veces es demasiado tarde para revertir el daño hecho, pues en este caso, por ejemplo, es imposible devolverle la vida a las dos personas asesinadas durante los atracos cometidos por ambos malhechores.

Posiblemente Solís encontró la paz interior que necesitaba al pedir perdón, pero enmendar su estilo de vida no pudo, pues el Estado le negó una segunda oportunidad, y francamente pienso que las autoridades no podían corren el riesgo de que su «conversión» fuera temporal o basada en las circunstancias.

Pero los que aún gozamos de libertad podemos aprender de esta lamentable historia para procurar siempre tomar las desiciones correctas.

Muchas gracias por leer mi crónica de hoy en MundoHispánico. Hasta la próxima.

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Algunas personas protestaron para evitar la ejecución del hispano. Foto: MH

Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena capital en 1976, han sido ejecutadas más de 1,500 personas en Estados Unidos, unas 600 de ellas en Texas, más que en ningún otro estado.

Este estado sureño tiene programadas otras nueve ejecuciones antes de que finalice este año.

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