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Crónica: Migrante con COVID-19 obligado a declarar ante tribunal aunque apenas puede respirar

Crónica: Migrante con COVID-19 detenido en un centro fue obligado a declarar por teléfono ante una jueza a pesar de no poder casi ni hablar.
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  • Crónica: Migrante con COVID-19 obligado a declarar ante tribunal aunque apenas puede respirar.
  • Salomón Diego Alonzo es un detenido por La Migra con COVID-19, pero igual tuvo comparecer por teléfono ante un tribunal.
  • Hasta un guarda dijo que estaba demasiado débil para hablar, y que «no tiene capacidad pulmonar».

La situación de los migrantes es desesperada. Siempre mirando por

encima de hombro, siempre con miedo. Ahora flagelados por el COVID-19, pasando más penurias económicas que de costumbre. Y entre todas las historias, la de Alonzo es una de las más crueles.

Gran parte del año pasado estuvo su vida sobresaltada por las redadas de La Migra. ¿Te acuerdas de aquella enorme redada en Mississippi en una planta de pollos? Allí cayeron más de 700 trabajadores de un solo golpe.

Fue el operativo del ICE en un lugar de trabajo más grande en, al menos, una década.

Y entre los que cayeron estaba Salomón Diego Alonzo, un guatemalteco de 26 años que lleva, desde entonces, detenido en el Centro Correccional Richwood en Monroe, Luisiana.

Crónica: Migrante con COVID-19 obligado a declarar ante tribunal
En esta imagen sin fecha proporcionada por Veronica Semino se muestra a Salomón Diego Alonzo. El migrante, que está detenido y dijo que dio positivo por COVID-19, tuvo que comparecer por teléfono ante un juez incluso después de que un guarda dijo que estaba demasido débil para caminar, explicó su abogado el 16 de abril de 2020. (Angelina Pablo Hernandez vía AP)

Hasta el día en que fue arrestado, Alonzo vivía desde 2012 en un departamento en un pueblo pequeño de Mississippi con su esposa, su hermano adolescente y su hijita de 8 años.

Esperó y esperó.

Y, la difícil realidad del centro de detención se convirtió en pesadilla cuando empezó la pandemia de coronavirus.

El hacinamiento de los detenidos y las condiciones en que se ven forzados a vivir en muchas ocasiones, hace que sean muy vulnerables a esta pandemia.

Hasta los expertos en salud publica advirtieron que las cárceles y prisiones podrían convertirse en una especie de infierno de COVID-19, porque ahí sí que no hay margen para un saludable distanciamiento social… ni nada.

Imagina, hermano, si nosotros estamos asustados y tenemos formas de prevenir… que será de ellos, encerrados, sin posibilidades de no toserse, o contagiarse al menor descuido.

Una nota de Las Vegas Sun dice que muchos migrantes detenidos en varios estados «han pedido máscaras protectoras y tienen miedo de contagiarse con la enfermedad, que puede provocar síntomas leves o moderados en la mayoría de los casos, y patologías más graves en otros, incluyendo en mayores y gente con problemas médicos preexistentes».

Y entre estos está el pobre de Alonzo, que ha dado positivo al COVID-19.

El 8 de abril empezó a sentirse muy cansado. Le empezaron a doler los huesos. No tenía ganas de caminar por el patio y apenas tenía apetito.

La idea del coronavirus pasó fugazmente por su cabeza, hizo repaso mentalmente de con quién había tenido contacto los días anteriores… pero no recordó haber estado cerca de nadie con síntomas.

Sin embargo, son muchos en los dormitorios, en la cafetería, en todos lados.

Crónica: Migrante con COVID-19 obligado a declarar ante tribunal

La Migra Javier Alexander Valencia
Archivo MH

Con la sospecha en mente y sinténdose aún peor, el 9 de abril fue a ver a la enfermera. Y sí, Alonzo tenía fiebre. Entonces lo mandaron a una celda se confinamiento y lo medicaron para bajarle la temperatura.

No mejoraba. Unos días después le hicieron el test de COVID-19.

Y hasta esta semana no le confirmaron que sí, está contagiado. Así que lo trasladaron a otro dormitorio con un compañero asiático que él cree que está enfermo.

No es que no quiera preguntarle o hablar con él. ¡Es la única persona que tiene cerca!… es que su compañero no habla inglés ni español, claro.

El sitio web de ICE dice que el Centro Correccional de Richwood tiene dos casos confirmados de coronavirus… deben ser estos dos extraños unidos por una misma y triste suerte.

No quisiera estar en sus zapatos. Según cuenta su abogada, Verónica Semino, a Alonzo le tocó declarar ante el Tribunal de Migraciones estos días.

Alonzo estaba programado para lo que se conoce como una audiencia de «méritos», generalmente una presentación de una hora para explicar por qué debería obtener asilo.

Como no puede ser de otra forma, se arregló la audiencia por teléfono… pero Alonzo está demasiado enfermo para hacerlo.

Igual, aunque hasta el guarda dijo que no tiene capacidad pulmonar, lo hicieron declarar.

Crónica: Migrante con COVID-19 obligado a declarar ante tribunal

Detenidos por ICE en Louisiana denuncian maltratos y torturas psicológicas (VIDEO)
Detenidos por ICE en Louisiana denuncian maltratos y torturas psicológicas. Foto: Facebook

Imagina estar en eso, hermano, defendiendo tu futuro sin aire en los pulmones, con diarrea, dolor de cabeza, tos y un cansancio que te muele los huesos.

Semino dijo que tuvieron en esa situación a Alonzo durante dos horas. El hispano contestaba a las preguntas apenas con una o dos palabras, interrumpido por la tos. Hasta que la jueza, Mary Baumgarten, aceptó demorar la vista final de asilo, en vista de que Alonzo no estaba para esas cosas.

Dos horas tardó en darse cuenta de que este hombre no puede ni respirar. De hecho, está confinado con otro migrante en una habitación del centro, y dice que los médicos pasan dos veces por día para «comprobar sus constantes vitales».

«Para alguien que está muriendo potencialmente, tener que sentarse allí durante dos horas, es realmente cruel e inhumano», dijo Semino.

Y Alonzo no es el único. Es la cara de muchos que deben estar igual o, incluso, peor.

ICE tiene unos 32.000 detenidos bajo custodia y confirmaron esta semana que 100 de ellos tienen COVID-19. Que yo pienso pueden ser más, pero eso es un albur mío. Muchos son jóvenes y fuertes y tendrán síntomas leves. Otros ya están enfermos de otras cosas, o son mayores y están en riesgo.

Así que, viendo lo que se viene, ICE ha liberado a unos 700 de estos detenidos, los que le parece que están en más peligro. Pero no quieren abrir las puertas a gran escala.

Así que, Alonzo, aún sin poder casi mantenerse en pie, tiene que aguantarse porque, aunque ha pedido por Dios que lo dejen salir, le han denegado esa liberación.

«Apenas puedo caminar. Aquí no estoy a salvo», dice el guatemalteco.

Esta ha sido mi crónica de hoy, gracias por leerme, te espero en la de mañana, como siempre.

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