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Crónica: Horrenda masacre en paraíso del COVID-19 (FOTOS y VIDEO)

Horrenda masacre sucedió en Paraguay, un paraíso del COVID-19 que se despertó con un crimen que deja 6 muertos, entre ellos dos bebés.
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  • Crónica: Horrenda masacre en paraíso del COVID-19.
  • Esta pacífica nación sudamericana se despertó esta mañana con una espantosa noticia, la tragedia más sangrienta se llevó 6 personas a la tumba.
  • Paraguay se ha destacado por ser uno de los países menos afectados por la pandemia, pero hoy está de luto. 

Ocurrió esta misma madrugada,

cuando todavía estaba oscuro y helando al otro lado del continente. Paraguay se despertó con la noticia de una horrenda masacre a manos de un policía.

El país está en vilo, conmocionado, la noticia viene a perturbar una paz poco salpicada por este tipo de crímenes tan espantosos de matanzas masivas.

El suboficial inspector Isidro Casco Salinas, de 31 años, hizo una video llamada a su esposa Beatriz Romero, de 21 años. También a su madre. Las dos se fueron hace unos meses a buscar mejor suerte económica como inmigrantes en España.

Atrás dejaban a Isidro y sus dos hijos de apenas 1 y 2 años. Querían ganar dinero para un mejor futuro. Isidro se quedó y los bebés se quedaron al cuidado de los padres de su esposa.

Los suegros de Isidro, Alberto y Amalia, ambos en sus 50, cuidaban de los bebés hasta que volviera su madre de España. Ella les mandaba dinero regularmente, además de todo el amor y la nostalgia que sentía.

Pero, pensaba, era por el futuro de los niños.

No era fácil estar tan lejos de sus pequeños, dolía, y mucho.

Sin embargo, Beatriz estaba segura de que sus padres cuidarían bien de los pequeñitos. Todavía eran jóvenes, y, además, la casa estaba llena de las risas de sus propios hermanos, aún jóvenes adolescentes y preadolecentes.

Horrenda masacre en paraíso del COVID-19, por Mario Guevara

Isidro no estaba muy contento con el plan. Quería que Beatriz volviera a casa, se sentía celoso de todo al tenerla tan lejos, fuera de su control. Además, el policía quería que su esposa le enviara a él el dinero para los chicos. Y esa era una disputa casi cotidiana a través de mensajes en la distancia.

«La gente me mira mal, Beatriz, piensan que estás en España haciendo cualquier cosa, ven ya», le decía.

«Es por los chicos, Isidro, tengo que trabajar, además ahora no se puede viajar, ten paciencia», le respondía ella.

Su esposa y su madre no podían volver, por las medidas sanitarias están cerradas las fronteras del país sudamericano, es una de las pocas defensas que tienen contra la pandemia en una nación con pocos recursos dedicados a la sanidad.

Pero Beatriz ya estaba inquieta. Empezaba a parecerle demasiado extraño el comportamiento obsesivo de Isidro.

El policía ya tenía antecedentes de denuncia por violencia familiar de su relación anterior, de la que tenía otro hijo. Pero con Beatriz nunca fueron mal las cosas.

Aunque tenía problemas con el alcohol y las drogas, Isidro nunca consumió con ella, todo había estado bien, incluso estaban de acuerdo con la idea de irse a España un tiempo, ya llevan 8 meses allí, para poder tener una economía más estable.

Sin embargo, en el último mes Isidro estaba más pesado que nunca con lo de que volvieran a Paraguay.

Esta mañana, muy temprano, Isidro llamó por videoconferencia a su esposa, también a su madre. Una vez más discutieron por el hecho de su empeño en que volvieran.

Entonces, Beatriz, abandonó la llamada porque tenía que entrar a trabajar.

Horrenda masacre en paraíso del COVID-19, por Mario Guevara

La madre de Isidro quedó conectada. Su hijo quería que se enterara por él mismo del giro que tomaría su vida.

Así que, con la videollamada conectada, cuando se aseguró de que estaba mirando su madre, Isidro pateó la puerta y entró en la casa de sus suegros, donde vivían 11 personas.

Sus suegros, sus tres cuñados, sus hijos y más familia cercana.

Sin mediar palabra, la emprendió a tiros con los padres de su esposa.

Los mató en el acto.

Después, fue a otra habitación y baleó a sus propia hija de dos años. Como el menor de sus pequeños, de un año, no estaba en esa habitación, siguió buscando por la casa hasta encontrarlo en brazos de su prima política. Entonces baleó al bebé en la cabeza.

Horrenda masacre en paraíso del COVID-19, por Mario Guevara

También disparó contra sus cuñados. Una adolescente de 16 años y un niño de 11, que sobrevivió. Otra mujer que estaba en la casa pudo huir, la prima de su esposa, Isabel Caballero, de 18 años.

«Entró primero a la habitación de sus suegros y después a la de sus hijos. Uno de sus hijos, un bebé, estaba con nosotros en la pieza. Él quería asesinar solo a sus hijos. Cuando mi hija salió corriendo con el bebé en brazos, vino y le disparó a la criatura en la cabeza. Gracias a Dios no le disparó también a mi hija», relató Caballero los medios locales.

Para rematar, y siempre con la mujer desesperada y horrorizada del otro lado del celular, mostró la imagen de la bebé de dos años muerta a su madre y, después, se pegó un tiro y acabó con su propia vida.

La madre de los bebés y esposa del asesino se enteró después de lo ocurrido por boca de su suegra.

Horrenda masacre en paraíso del COVID-19, por Mario Guevara

Isabel Caballero, una de las sobrevivientes, relató a la prensa los detalles del horrendo crimen. Puedes ver y escuchar su testimonio en la escena del crimen haciendo clik en la foto más abajo.

Horrenda masacre en paraíso del COVID-19, por Mario Guevara
Horrenda masacre en Paraguay. Video de testigo.

Hay infiernos hasta el en paraíso. Me llama la atención que el asesino, Isidro, era un policía del que la sobreviviente dice que le «iban cambiando de destino» por su problemas con el alcohol y las drogas.

Pero no lo arrestaron, lo sumariaron o hicieron nada para evitar esta matanza o cualquier otra que podría haber ocurrido mientras estaba en servicio con cualquier otro inocente.

¿Qué pasa que los que nos tienen que cuidar y proteger terminan siendo los ejecutores de crímenes horrendos? Como ves, estas cosas no solo pasan en EEUU. Nos une el horror, nos une la esperanza de alguna vez esto cambie. Aquí y allí.

Gracias por leer mi columna de hoy para Mundo Hispánico, te espero en la de mañana, como siempre.

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