Crónica: Cuidado con las peleas entre compañeros de trabajo

• Crónica: Cuidado con las peleas entre compañeros de trabajo.
• Hispanos que responden a provocaciones suelen acabar muy mal.
• Siempre hay una salida legal y menos perjudicial que iniciar una riña en el sitio donde laboramos.

¿Quién no se ha enojado en algún momento con algún compañero de trabajo? Creo que a todos nos ha pasado.

Es válido tener diferencias y hasta enojarse por algo, pero hay que ser cuidadoso de que esa situación no pase a mayores, ya que en Estados Unidos participar en una pelea sale carísimo.

En los últimos días varios miembros de nuestra comunidad han sido arrestados tras haber tenido altercados violentos con otras personas en su lugar de trabajo.

Uno de ellos fue Sergio Saul Pardo, un agricultor de 39 años, quien la semana pasada fue capturado en un campo agrícola de la ciudad de Benson, en Carolina del Norte.

De acuerdo con los expedientes policiales, el imputado agredió no a uno, sino que a dos de sus colegas con los que laboraba desde hacía un par de años.

Según las autoridades locales, el sospechoso primero golpeó un par de veces el rostro a una de las víctimas. Los puñetazos fueron tan fuertes que le quebraron varios dientes.

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Mientras que el herido estaba en el suelo sangrando, al parecer otra persona trató de defenderlo, pero también fue agredido por Pardo.

Todo indica que, en esta segunda pelea, Pardo estaba perdiendo, por lo que sacó una navaja e hirió a su contrincante, informó la policía.

Al final, llegaron varios agentes de la ley para poner orden y al verse rodeado, Pardo se entregó sin oponer resistencia.

De acuerdo con la versión de las fuentes policiales, ambas víctimas resultaron con lesiones serias debido al violento altercado con Pardo, y aunque estas heridas no amenazaban sus vidas, fueron trasladas a un hospital cercano para recibir atención médica.

Los detalles del por qué se suscitó esa trifulca no fueron revelados por las autoridades, pero lo que sí es un hecho fue que Pardo acabó en la cárcel del condado de Johnson acusado de asalto agravado en perjuicio de dos personas.

Un juez estatal le concedió el privilegio de salir libre bajo fianza, la cual, por cierto, fue muy elevada. El magistrado le impuso la módica cantidad de 110,000 dólares, que hasta este momento no ha podido cubrir, por lo que sigue tras las rejas.

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Crónica: Cuidado con las peleas entre compañeros de trabajo

Otra persona que acabó en prisión tras una pelea con compañeros de trabajo fue Cristina Mendoza.

De acuerdo con los reportes policiales, la mujer de 37 años, que era bailarina de un popular club nocturno de Florida, se enfrentó a golpes con otra ‘stripper‘.

Las autoridades indicaron que primero le pegó varios puñetazos en la cara y que cuando la víctima cayó al suelo, comenzó a patearla en repetidas ocasiones.

Varios testigos llamaron aterrados al sistema de emergencia 911 denunciando el comportamiento agresivo de la mujer y los oficiales de la Oficina del Alguacil del condado de Pasco llegaron a tiempo para poner orden.

Según informaron las fuentes oficiales, encontraron a Mendoza todavía alterada y la víctima retorciéndose en el suelo por el dolor.

Ella presentaba múltiples lesiones en el rostro, brazo y hombro, entre otras partes de su cuerpo.

Tras interrogar a los testigos y las partes involucradas en la pelea, los agentes determinaron la posible causa de esta y le levantaron cargos adicionales a Mendoza.

Y es que al parecer su enojo fue porque descubrieron que tenía escondido entre sus pertenencias un objeto valorado en 350 dólares que se había desaparecido de la discoteca.

Cuando la víctima hizo el hallazgo, fue recibida a golpes por Mendoza, según la policía.

La sospechosa fue recluida en el Centro de Detención de Land O’ Lakes, donde tras comparecer ante un juez estatal, le permitieron recuperar su libertad tras el pago de una fianza de 2,500 dólares.

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Crónica: Cuidado con las peleas entre compañeros de trabajo

Recientemente me contactó vía Facebook una trabajadora de un hotel del área metropolitana de Atlanta contándome cómo una de sus compañeras “le estaba haciendo la vida imposible”.

Me dijo que todo es porque le tiene envidia y que un par de veces ya había estado a punto de tomarla del cabello y arrastrarla por todo el pasillo del cuarto piso, donde por lo general coinciden, pero que se había contenido.

También otro muchacho me ha contado varias veces que anda con ganas de “madrear” a uno de sus supervisores porque siente que lo humilla mucho, tanto en privado como en público, y que hasta apodos le dice delante de los demás.

Pero me dijo que por tal de no perder el trabajo siempre ha decidido callar y aguantarse.

En ambos casos han actuado correctamente. Aquí en Estados Unidos y sobre todo en estados como Georgia, esta clase de situaciones que muchos podrían llamar ‘bullying laboral’ no se puede resolver a golpes.

En mi país si dos personas deciden arreglar un problema personal a los golpes difícilmente acabarán envueltos en líos legales, a menos claro que uno quede medio muerto.

Sin embargo, aquí basta con pegarle una cachetada, patada o empujón a alguien para que le levanten cargos por agresión simple (simple battery) y si la lesión es grave, o sea que hay sangre, la acusación es aún mayor: asalto agravado.

Por eso, si alguno de los que leen mi crónica de hoy están pasando por una situación similar, les recuerdo que deben acudir a las instancias pertinentes antes de responder a una provocación.

En caso de que lo estén provocando con contacto físico, debe llamar a la policía de inmediato, pero si todo es verbal, puede acudir al departamento de recursos humanos de su empresa o directamente su jefe inmediato.

En caso de que este último sea el abusador, toca ir a la oficina del Departamento de Trabajo que le quede más cerca y poner una denuncia formal.

Si nada cambia, lo recomendable es buscar otro trabajo, pues es mejor desempleado que preso y hasta deportado por haber respondido con un golpe, pues el que inicia la pelea por lo general es quien paga los platos rotos.

Muchas gracias por leer mi columna de hoy. Hasta la próxima.