De acuerdo a la Asociación Nacional de Educadores (NEA, por sus siglas en inglés) uno de cada 4 estudiantes son testigos o sufren debido a algún trauma antes de cumplir los 4 años. Por eso los médicos y educadores enfatizan la importancia de conversar con sus hijos sobre sus emociones, lo cual puede evitar que los niños sean víctimas de acoso escolar o bullying y hasta que se conviertan en agresores.
“Nadie nace siendo malo o quiere ser malo generalmente, algo esta pasando algo hay detrás de lo que ocasiona que ellos tengan esta conducta”, dijo Alejandro Zavala-Cervantes, consejero del Hospital Parkland.
De acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de enfermedades (CDC, Centers for Disease Control and Prevention), el acoso escolar se define como un comportamiento agresivo no deseado que implica un desequilibrio del poder real o percibido.
Zavala-Cervantes indica que es importante comprender e intervenir cuando un niño acosa a los demás.
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“Esto está ocurriendo porque existen elementos emocionales, existe una emoción que no está siendo canalizada”, dijo Zavala Cervantes, “no está hablando o expresándose adecuadamente”.
Sin embargo, hace dos años, el Distrito Escolar de Dallas (DISD, por sus siglas en inglés) fue otorgado una subvención para implementar el programa de aprendizaje social y emocional (SEL, por sus siglas en inglés).
El programa se enfoca en construir habilidades, conocimiento y actitudes que tanto estudiantes como adultos necesitan para tener éxito en la escuela, trabajo y vida. Entre ellas, como contralar sus emociones, el trabajo en equipo, entender a los demás, tomar decisiones positivas y resistencia.
Incluso, dentro de las aulas hay un centro donde los estudiantes pueden ir a relajarse y tomar parte en diferentes actividades con objetos como una esfera o una botella, los cuales son utilizados para que el alumno pueda tranquilizarse.
“La meta es que se calmen para que puedan pensar sobre lo que sucedió y tomar acciones adecuadas”, dijo Jazmín Green, coordinadora de consejería para DISD.
El programa está en 120 escuelas del distrito.
Green, quien también tiene dos hijas en el distrito, dice que a percibió el impacto del programa en sus hijas. Ella señala que su niña tiene más confianza para hablar sobre sus sentimientos y que los maestros también están reconociendo las emociones de los estudiantes.
De acuerdo a Green, desde que comenzaron a implementar el programa, ha habido una disminución en la cantidad de acciones disciplinarias contra los estudiantes.