Buscan a sospechoso “armado y peligroso” en Arizona
- La policía está ‘cazando’ a un sospechoso tras desatar tiroteo en Arizona.
- El sospechoso de Arizona fue identificado por la policía como Pero Herrera, de 35 años.
- Autoridades piden a la comunidad ayuda para atrapar a sospechoso de balacera en Arizona.
Autoridades policiales están buscando a un sospechoso
“armado y peligroso” en Arizona luego de que desatara un tiroteo.
Según reporta Fox 10, el Departamento de Policía de Flagstaff, en Arizona, está tras la pista de un sospechoso hispano considerado “armado y peligroso”.
El sospechoso fue identificado por los oficiales de la ciudad Flagstaff como Pedro Herrera, de 35 años, quien reside en la mencionada localidad.
De acuerdo con el reporte, Herrera protagonizó un tiroteo poco después de la medianoche de este sábado cerca de la calle 5200 de East Cortland Boulevard.
Cuando los policías llegaron a la referida ubicación, encontraron a una víctima de los disparos quien, tras ser llevada a un hospital, se esperaba que se recuperase.
La víctima presentó una herida de bala en una pierna, precisó AZ Central.
Las autoridades mencionaron que el sospechoso de Arizona puede estar ocultándose en áreas de Flagstaff o Winslow.
El sospechoso tal vez esté conduciendo un auto Ford Fusion, color negro, que tiene la placa de Arizona con el número CAC5290, detalló la policía.
Las autoridades dijeron que cualquier persona que pueda tener alguna pista que ayude a capturar a Herrera puede comunicarse con el Departamento de Policía de Flagstaff al número telefónico 928-774-1414, o también puede ofrecer información de manera anónima llamando al número 928-774-6111.
El sargento Charles Hernandez, vocero de la policía de Flagstaff, también indicó que puede que haya una recompensa en efectivo para quien aporte información que lleve a la captura del sospechoso en Arizona.
Gobierno de Trump ejecuta al tercer preso en una semana
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos ejecutó este viernes a Dustin Honken, un narcotraficante condenado a muerte por asesinar a cinco personas, incluidas dos niñas, a principios de los años noventa, reseñó Efe.
A Honken, de 52 años, lo declararon muerto a las 16.36 hora local (20.36 GMT) tras recibir una inyección letal en la cárcel de Terre Haute (Indiana), según notificó la Agencia Federal de Prisiones (BOP, en inglés).
La de Honken fue la tercera ejecución en una semana ordenada por el Gobierno de Donald Trump, las primeras en casi dos décadas en el sistema federal.
A diferencia de las dos anteriores, programadas para las tardes del lunes y del miércoles y ocurridas el martes y el jueves por la mañana tras horas de litigio entre abogados, fiscales y jueces, los tribunales no intervinieron este viernes para suspender la de Honken.
A principios de los noventa, Honken abandonó sus estudios de Química en Iowa para utilizar sus conocimientos para montar un laboratorio de mentanfetamina en Arizona.
Greg Nicholson y Terry DeGeus, que serían más adelante dos de sus cinco víctimas, eran sus hombres de confianza y los encargados de distribuir la droga en Iowa.
El recorrido criminal de Honken fue corto, ya que las autoridades federales detectaron rápidamente sus actividades y Nicholson accedió a colaborar en la investigación.
En julio de 1993, Honken había sido detenido y puesto en libertad bajo fianza a la espera de juicio.
Fue entonces cuando aprovechó, junto a su entonces novia, Angela Johnson, para deshacerse de sus colaboradores para que no pudiesen declarar durante el juicio
Primero asesinaron a Nicholson, a su pareja, Lori Duncan, y a las hijas de ella, Kandance, de 6 años, y Amber, de 10. Luego hicieron lo propio con DeGeus.
Los cuerpos no fueron hallados hasta el año 2000, cuando Johnson admitió a una informante en la cárcel sobre dónde estaban enterrados. Tanto ella como Honken cumplían en ese entonces penas por delitos de drogas.
En el 2005 ambos fueron sentenciados a muerte, aunque la condena de Johnson fue más tarde conmutada por una de cadena perpetua.
Aunque Honken no aprovechó este viernes sus últimas palabras para pedir perdón a los familiares de sus víctimas, algo habitual entre los presos condenados a muerte antes de ser ejecutados, su abogado, Shawn Nolan, dijo que era un hombre «redimido».
«No había razón para que el Gobierno lo matara. El Dustin Honken que querían matar desapareció hace mucho tiempo. El hombre que mataron hoy era un ser humano, que podía haber pasado el resto de sus días ayudando a otros y redimiéndose aún más», dijo.
Trump mostró interés por reiniciar las ejecuciones federales tras llegar a la Casa Blanca hace tres años y medio, pero no logró hacerlo hasta ahora debido a los impedimentos judiciales. Se espera que se programen más ejecuciones en los próximos meses.
La de Honken fue la décima ejecución del año en Estados Unidos, tres federales y siete estatales. Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte hace cuatro décadas, 1.522 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, tan solo seis de ellos a manos del gobierno federal.
El Ejecutivo ha programado una nueva ejecución para el próximo 28 de agosto, la de Keith Nelson, condenado a muerte por el secuestro y asesinato de una niña de 10 años en 1999.
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