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Alabama ejecutó a recluso quien agradeció a Jesús en sus últimas palabras

El estado de Alabama ejecutó a Michael Samra, quien fue condenado a muerte por asesinar en 1997 a cuatro familiares de su amigo Mark Anthony Duke.
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  • El estado de Alabama ejecutó a un hombre de 42 años por cuatro homicidios.
  • Tennessee también ejecutó a un recluso por un crimen cometido en 1984.
  • Las ejecuciones se realizaron con cuatro minutos de diferencia.

 El estado de Alabama, en Estados Unidos, ejecutó este jueves a Michael Samra, quien fue condenado a muerte por asesinar en 1997 a cuatro familiares de su amigo Mark Anthony Duke, el verdadero cerebro detrás del crimen.

A Samra, un hombre blanco de 42 años, lo declararon muerto a las 19.33 hora local (00.33 del viernes GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión Holman de Atmore, según informó el Departamento de Correcciones de Alabama a Efe.

Sus últimas palabras fueron: «Me gustaría agradecer a Jesús por todo lo que ha hecho por mí».

Los crímenes por los que Alabama ejecutó a Samra ocurrieron el 22 de marzo de 1997, cuando Duke, quien tenía 16 años en ese entonces, se quiso vengar de su padre, Randy Duke, tras una pelea por no prestarle su camioneta.

De acuerdo con documentos judiciales del caso, Duke y Samra, quien tenía 19 en ese momento, fueron a la vivienda familiar de los Duke acompañados por otros dos amigos, quienes se quedaron esperando en el exterior.

Iban con la intención de matar a todo el mundo y así lo hicieron: Duke y Samra primero asesinaron a tiros a Randy Duke y a su prometida, Debra Hunt.

A las hijas de Hunt, Chelsea Marie y Chelisa Nicole, que tenían 7 y 6 años respectivamente, les cortaron las gargantas con cuchillos de cocina porque se les acabó la munición.

Aunque ambos fueron condenados a muerte por esos crímenes, en 2005 la Justicia anuló la sentencia contra Duke por ser menor de edad en el momento de los hechos, por lo que recibió una pena de cadena perpetua.

Los abogados de Samra presentaron diversos recursos argumentando que los 19 años de su cliente en el momento de los crímenes también hacían inconstitucional su ejecución, pero los tribunales rechazaron esa defensa.

Samra fue el segundo preso ejecutado este año en Alabama y sexto en todo el país. Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte hace cuatro décadas, unos 1,496 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, 65 de ellos en Alabama.

Tennessee ejecutó a otro reo

También este jueves, al estado de Tennessee ejecutó a Donnie Johnson, un hombre quien fue condenado a muerte por asesinar en 1984 a su esposa, Connie, con una bolsa de basura que le introdujo por la garganta.

Johnson, de 68 años, fue declarado muerto a las 19.37 hora local (00.37 del viernes GMT) tras recibir una inyección letal en la Institución de Máxima Seguridad Riverbend, en Nashville, según notificó el Departamento Correccional de Tennessee.

De acuerdo con documentos judiciales, Johnson asesinó a su esposa, quien tenía 30 años, el 8 de diciembre de 1984 en las oficinas de la empresa en la que trabajaba en Memphis (Tennessee) porque ella le había planteado el divorcio tras siete años de matrimonio.

Johnson introdujo una bolsa de basura grande por la boca de su esposa que le provocó la muerte por ahogamiento.

En un principio, Johnson culpó del homicidio al preso Ronnie McCoy, al que esa mañana había recogido de la cárcel para que trabajase para él. Según dijo Johnson, McCoy la mató y él ayudó a limpiar y deshacerse del cadáver porque tenía miedo del preso.

Sin embargo, en el juicio quedó demostrado que lo que ocurrió fue justamente lo contrario: McCoy ayudó a Johnson a limpiar la escena del crimen y a deshacerse del cadáver porque tenía miedo de que lo culpasen por el asesinato.

Ambos cargaron el cuerpo de Conney Johnson en un vehículo que abandonaron en un centro comercial de Memphis.

Con el tiempo, Johnson asumió su culpabilidad y dedicó sus años en la cárcel a la religión, motivo por el que sus abogados imploraron al gobernador de Tennessee, Bill Lee, que conmutase la ejecución de su cliente por una cadena perpetua.

El hoy ejecutado renunció a su derecho a pedir una última cena y pidió que se la dieran a indigentes.

«Johnson sabe que el presupuesto de 20 dólares no alimentará a muchos sin techo. Su petición es para aquellos que lo han apoyado para que lleven comida a personas sin techo», dijo su abogada, Kelley Henry.

Johnson se inspiró en otro preso -Philip Workman- ejecutado en Tennessee en 2007 que pidió al estado que para su última cena entregara una pizza a un albergue de personas sin techo.

 

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